Este post es un poco más sobre lo que pasa por mi cabeza.... una historia sobre la amistad con las guitarras...

Ahora que recuerdo… a mi guitarra… le he querido poner nombre de niña, pero no logro conseguir el adecuado… por un momento creí que Julia sería bueno, pero a la vez no me convence de que sea el mismo de mi sobrina, aún cuando de ahí viene.
También al principio de mi vida en Zamora, tuve la oportunidad de ir de paseo con mi papá… fuimos a Paracho, el lugar para “conseguir guitarras”… entonces fuimos y comenzamos a averiguar… todo parecía muy caro!, aunque claro muy bonito, pero he de confesar que no estaba muy segura de si valdría la pena gastar tanto dinero, porque como he de saber, ninguno de los dos sabe tocarla… Al final sí conseguimos la que necesitábamos, una guitarra estilo flamenca -según nos dijo el fabricante- la cual nos pareció dentro de nuestro presupuesto y que claro está, sonaba bien y se veía bien… regresamos contentos a casa con la nueva integrante….
No puedo imaginar que ninguna de las dos guitarras sea otra cosa que no sea “ella”, porque aunque en un momento creí que la recién llegada pudiera ser un “él”, no me llegó, no lo sentí y mejor sigo creyendo en “ella”.
Mi nueva amiga ha sido muy buena conmigo, creo que me hace sentir mejor, y no sé si es porque realmente he mejorado o si es porque simplemente se comporta mejor… no es tan rebelde como mi vieja amiga… tal vez Julia (intento familiarizarme con el nombre que quiero darle) extraña a su primer gran amiga Abril, tal vez le gustaba estar tanto con ella que después, cuando la olvidaron, Julia se enojó y decidió que era hora de cambiar de actitud; ahora conmigo no se encariñaría rápidamente y me haría sufrir hasta ver que la mereciera… ¿será eso?... Yo aún tengo esperanzas en que después logre convencerla de que mi quiera, por lo pronto iré conociendo más sobre su tipo (guitarras) con mi nueva amiga Paracha (acaba de llegar a mi mente este nombre).